Todo el arco productor de automóviles en la argentina (terminales, autopartistas, concesionarios y sindicatos) presentó hoy el Acuerdo Social y Productivo para el Sector Automotor Argentino.

La buena noticia es que del acto, llevado a cabo en la sede de SMATA (el sindicato fue el promotor del acuerdo que lleva diez meses de negociaciones) participó el flamante Presidente de la Nación, Alberto Fernández.

La mala es que más allá de agradecer la invitación, felicitar el hecho de que distintos actores de la cadena productiva se unieran y comprometerse a participar de la concreción del acuerdo, los participantes no se llevaron ninguna promesa de cara al futuro.

El Acuerdo prevé promover el desarrollo del sector y declararlo estratégico para la producción argentina dentro del marco de una política de Estado. Para ello, deberá convertirse en ley en sesiones ordinarias.

Además, la iniciativa pretende crear un Instituto de la Movilidad que diseñe políticas que tiendan a la modernización y a la mejora de la competitividad de la actividad.

El Plan Estratégico proyecta incrementar hacia el año 2030 la producción de 1,8 millón de unidades anuales (desde las 315 mil actuales), la exportación de 1,4 millón de unidades (desde las 225 mil actuales) y la generación de 1,3 millón de empleos directos e indirectos (desde los 650 mil actuales).

La Vision 2030 plantea desafíos en cuanto a los nuevos tipos de movilidad, demandas de los clientes e innovación tecnológica, pero también denunció la falta de competitividad tributaria, que hace que un auto argentino posea un 55 por ciento de impuestos, cuando un brasileño posee 44 por ciento y un mexicano 18 por ciento.