Probamos la versión más aventurera de la gama del Renault más pequeño, con leves cambios estéticos y compra a través de la web.
Por Martín Simacourbe
Fotos: Prensa Renault y M.O.
A un año y medio de su lanzamiento, Renault incorporó a la gama del Kwid la versión Outsider, que viene a ser como la “Stepway” del Sandero, pese a que el más chiquito del rombo ya hacía gala, desde el vamos, de un estética con aires SUV en tamaño reducido.
Los cambios son más que nada de diseño, como suelen tener este tipo de versiones. Enumeremos: adopta barras de techo (no son portaequipajes, sino algo meramente estético), los faros antiniebla tienen una carcasa plástica mayor, hay una falsa defensa plástica metalizada adelante y atrás, la parrilla deja los cromados de otras versiones, el protector decorativo de las puertas ahora es plástico en vez de ser una calco y las tazas de rueda son negras, cuando otras opciones las tienen en plata o gris.
Con todo esto el Outsider se despega del resto de la gama sin perder el atractivo natural del modelo, que está bien resuelto desde lo visual, con el capot corto y casi horizontal, la línea de cintura alta, la caída abrupta de la luneta y los mínimos voladizos, que le dan ese aire de “camionetita”.
Por dentro solo hay nuevos detalles en naranja (y algún iconito muy Jeep) que invaden las contrapuertas, la palanca de cambios y los tapizados. También adopta el nuevo sistema multimedia con Android Auto y Apple Car Play, que el modelo adeudaba. Igual es algo que a partir de este lanzamiento también llega a las otras versiones del Kwid (incluso de otros modelos de Renault) que venían con pantalla táctil.
La dotación se completa con comando a distancia, espejos y levantavidrios eléctricos delanteros y cámara de retroceso. En seguridad se valoran los cuatro airbags, algo que ninguno de sus rivales ofrece, pero se echa de menos el control de estabilidad.
Nada ha cambiado para el conductor y sus pasajeros. La posición de manejo es simple y solo los más altos van a sentir el techo o la pedalera cerca. No hay muchos milagros para hacer en un auto de 3,68 metros de largo. Lo mismo vale para las plazas traseras, que son reducidas en casi todas las dimensiones. Lo que sobresale es el baúl, ya que 290 litros es más de lo que ofrecen algunos “B” que orillan los 4 metros de largo.
Tampoco hay novedades en el apartado mecánico o en lo dinámico, aunque el Kwid mejoró su sistema de frenos. Gracias a nuevos discos delanteros, más grandes y ventilados, y a un nuevo servofreno, al pedal se lo nota más aplomado a la hora de detenerlo, sin ese tramo inicial dudoso de las primeras versiones que probamos. Así, en frenadas reiteradas, el sistema funciona mejor, aunque no haya mejorado las largas distancias, que están por encima de los 43 metros a la hora de pararlo de 100 km/h a 0.
En prestaciones, el Kwid tiene marcas resptetables gracias a que los 66 CV que ofrece conviven con una carrocería liviana, que apenas supera los 800 kilos. El 1.0 tricilíndrico (con ese ronroneo típico de los tres cilindros, aunque sin incomodar) ofrece una buena respuesta en baja, como para que los trayectos en ciudad se hagan con agilidad. Y además consume poco, sin pasarse de los ocho litros en ciudad. Para saber más podés ver nuestras prueba de la versión Iconic (ver más).
En lo urbano muestra su mejor cara, pese a que es algo saltarín en algunos terrenos debido a trochas y un entre ejes cortos y a una suspensión algo firme. Pero gracias al reducido radio de giro y lo fácil que es llevarlo gracias a una dirección liviana y precisa, se lo valora en el ida y vuelta al trabajo.
El buen despeje lo hace inmune a todo tipo de cunetas y lomos y hasta le permite incursiones en caminos de tierra firme. La contracara se ve en la ruta, con prestaciones limitadas y un desempeño al que le afectan los vientos laterales y los cambios de dirección repentinos.
El Kwid Outsider cuesta 567.600 pesos (hay una gama con tres opciones más entre 512.200 y 549.400 pesos). Como rivales directos con espíritu aventurero aparecen los Fiat Mobi Way (a $596.900) y Volkswagen Cross Up (a $743.500), pero también se pueden contemplar a los Fiat Uno Way (a $621.400) y Haval H1 (desde $647.000), que son algo más potentes.
La novedad es que la compra se activa únicamente por el canal online (ver más) pudiendo finalizarla por esa vía o haciendo una seña y continuando la operación en el concesionario.
Por ser el tope de gama, empieza a coquetear con algunos modelos básicos del segmento superior con motores más potentes y habitáculos más espaciosos, pero también, en general, con menos equipamiento.
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