Se acaban de cumplir cien años desde que Citroën puso a la venta su primer modelo. Pero además de una rica historia de vehículos de serie, la marca del doble chevrón ha construido muchísimos prototipos de elegante e innovador diseño, que en muchos casos se adelantaron a lo que pronto iba a producir la industria.

En esta galería con diez elegidos descartamos aquellos que adelantaban definitivamente al modelo de producción que apareció más tarde. Hay muy buenos ejemplos del Xsara, e incluso del Berlingo, con tres propuestas bien diferentes, pero hoy vamos a ir por otro camino.

También obviamos los recientes prototipos con los que la marca celebró precisamente su centenario y que ya hemos repasado en AutoWeb: los Ami One (ver más) y 19_19 (ver más).

La elección es totalmente arbitraria. Seguramente nos dejamos en el tintero alguno que lo merecía, pero estos son nuestros diez elegidos de la historia conceptual de Citroën.

El primero es de 1960 y se llama C-60. Es una creación de Flaminio Bertone, el diseñador del Traction Avant, el 2CV, el DS y el Ami 6. Este prototipo parece un mix entre estos dos modelos, con la trompa que adelantaba el rediseño del DS y la luneta del Ami.

En 1980 llegó el Karin, diseñado por Trevor Fiore y construido por Coggiola. Si su exterior era muy personal, el interior no le iba en zaga, tanto en diseño como en la disposición de tres asientos, con el conductor en posición central y adelantado, algo que adoptó el McLaren F1 de 1992. Los faros eran similares al SM.

El Activa llegó en 1988, con la particularidad de tener cuatro ruedas motrices, pero también directrices. Anticipaba el sistema Hydractive que adoptó el XM del año siguiente. El interior era muy moderno, con hasta una pantalla en la consola.

En 1992 llegó el Citela, realizado por Heuliez. Este pequeño eléctrico tenía dos secciones: una base para los trenes de rodaje (con las ruedas traseras casi unidas) en los que se podían montar distintas carrocerías (incluso hubo un Citela pick up). Tenía un motor eléctrico que ofrecía 110 km/h de máxima y 210 km de autonomía.

De 2001 es el Osee, que repetía la configuración de tres asientos del Karin. Lo diseñó Pininfarina y llevaba un V6 3.0 que fue muy utilizado por la marca. El acceso se daba a través de una enorme y única puerta que unía los laterales con el parabrisas. El doble chevron se extendía hasta los laterales, como ahora.

En 2006 apareció el C-Métisse, de particular carrocería, con 4,74 metros de largo, 2 de ancho y 1,24 de alto. Llevaba un híbrido diesel de 3.0 y 208 CV, traccion integral Estrenaba faros de led y las puertas tenían una curiosa apertura hacia arriba.

Un año después apareció el C-Cactus, que adelantó el nombre de un modelo, pero no tanto su diseño final. Este prototipo mostraba puertas de acero sin pintar, enormes ruedas, aspecto entre SUV y buggy, techo panorámico y una extraña trompa. El motor era otro híbrido diesel.

Para 2009 Citroën creó el Revolte, que como el Mini o el New Beetle, era una reinterpretación moderna y lujosa del 2CV, aunque sin intenciones de producción. Mantenía el techo de lona corredizo, pero las puertas abrían hacia los laterales mostrando un interior sin pilar central.

Una de las más locas creaciones es de 2010 y fue desarrollada con la casa de productos deportivos Lacoste, que le puso su nombre al prototipo. Este buggy de solo 3,45 metros de largo carece de puertas y techo, pero une su carrocería gracias a un arco central de donde cuelgan los apoyacabezas. Entre los muchos guiños al deporte, las ruedas simulan pelotas de golf.

Nuestro último ejemplo es de 2011, se llama Tubik y es una reinterpretación de los furgones TUB y Type H que nacieron en los años 40. Mide 4,80 metros de largo y 2,1 de alto. El interior, al que se accede por una puerta izquierda levadiza y un portón que también se eleva del lado derecho, ofrece tres filas de asientos individuales para nueve pasajeros, con múltiples configuraciones.