A mediados del año pasado, agobiado por las cuentas en rojo, el Gobierno decidió reducir los reintegros a las exportaciones de muchísimos productos, entre los que estaban los automóviles que se envían a Brasil.

Esa reducción, que fue del 6,5 al 2 por ciento, más otras medidas, como las de subir los derechos de exportación, tiró para atrás la producción, tal como denunciaba el sector al momento de implantar la medida, algo que se comprueba en las cifras difundidas por Adefa, la asociación de fabricantes locales, que muestra un retroceso del 30 por ciento en comparación a 2018.

Ahora, según informa Infobae en una nota de Natalia Donato, el Gobierno entendió que esa medida le terminó jugando una mala pasada, ya que para muchas empresas no es negocio exportar autos a Brasil. Incluso son varias las que, off the record, reconocen que pierden dinero al enviar sus autos al país más poderoso del Mercosur.

Como se temía, la caída en las exportaciones terminó afectando a la recaudación, por lo cual el Ministerio de Producción tendría la decisión tomada de volver a reintegrar el 6,5 por ciento, que es lo mismo que se devuelve con exportaciones a fuera del Mercosur.

Esa modificación implica un costo fiscal anual cercano a los 150 millones de dólares, más de 6.500 millones de pesos, con lo cual la idea del ministerio que preside Dante Sica depende de un visto bueno del de Hacienda. Sin embargo, en pasillos de Producción aseguran que la recaudación mejorará con el aumento de las exportaciones que están frenadas.

Las automotrices argentinas que tienen centrada su producción para alimentar al mercado brasileño (todas, salvo Toyota, que también exporta buena parte de lo que fabrica a mercados del resto de América) están con la soga al cuello debido a esta medida y la drástica caída del mercado argentino, que lleva casi un año de números negativos. Ahora, dependen del ok del ministerio de Nicolás Dujovne.