La llegada del nuevo 500 en 2007, inspirado en el icónico modelo que Fiat lanzara en 1957, disparó el amor incondicional por un vehículo que fue utilizado por los italianos como primera motorización en la época de posguerra.

La nueva 500, como fue denominada por ser la reemplazante del 500 Topolino, creado antes de la guerra, ya se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. El elegido es una unidad de la Serie F, que Fiat fabricó de 1965 a 1972, tres años antes de dar por finalizada la producción del 500.

El modelo es parte de la exposición “El valor del buen diseño“, que narra la historia del diseño industrial a través de las obras de la colección del MoMA y que se podrá visitar hasta el 15 de junio de 2019.

La inclusión en las galerías del MoMA certifica aún más la importancia histórica y el valor simbólico del Fiat 500 como un ícono de estilo italiano, que incorpora muchas de las características típicas del diseño modernista de la época y enlaza con los temas explorados por las colecciones expuestas en el museo de Nueva York.

Su diseño, creado por Dante Giacosa, muestra inteligentes soluciones para un auto de tan sólo 2,97 metros de largo. En principio, tenía solo dos asientos (el 600, aparecido dos años antes, ataca ese segmento), algo que modificó en 1959. El motor y la tracción eran traseras y poseía un largo techo de lona plegable, algo que ahorraba los costos en acero.

Contando las otras versiones de la primera generación (Sport, D, L, R), salieron de las líneas de producción un total de más de cuatro millones de unidades del Fiat 500 desde 1957 hasta 1975.

Sumando las unidades fabricadas de la nueva generación del 500 lanzado en 2007, se han fabricado más de seis millones de vehículos.