Ayer te contábamos cómo habían evolucionado las distintas generaciones del 911 (ver nota), como preludio al lanzamiento de esta, la octava generación del modelo nacido en 1963.

Tal como se esperaba, el diseño es muy continuista (solo se mostró la versión cerrada a la espera de las cabrio y targa) y las variaciones son muy sutiles. Sin mencionar las medidas, Porsche anuncia que es cinco cm mas ancho y que las llantas ahora son de 20 y 21″.

Lo más característico del nuevo diseño es la iluminación trasera, que gracias a una tira central que ocupa todo el ancho, une ambas ópticas. Además hay el doble escape está situado más en el centro. También hay nuevas manijas al ras de la carrocería (se despliegan al acercar la llave) y faros delanteros con iluminación matrix led.

La plataforma es un 80 por ciento nueva y está preparada para recibir variantes híbridas, las cuales llegarán más adelante. Casi todos los paneles exteriores están realizados en aluminio.

Por dentro es donde se ven más novedades, ya que Porsche deja de lado el diseño que repetía en los 911, Cayenne y Panamera. Lo que más salta a la vista es la eliminación de los múltiples botones que aparecían en la consola. Ahora hay un puñado debajo de la nueva pantalla táctil de 11″.

También hay un nuevo tablero, que mantiene los cinco relojes, pero solo el cuentavueltas central es analógico. El resto es digital y puede mostrar distintas informaciones.

En cuanto a la mecánica, apenas se han mostrado las versiones Carrera S y 4S. Llevan el seis cilindros bóxer 3.0 turbo pero con 30 CV más que antes, para entregar 450 CV. La caja es una de doble embrague y ocho marchas, pero luego habrá una variante manual.

El 911 suma bastantes ayudas a la conducción, incluso un inédito modo Wet, para mejorar el desempeño en superficies mojadas. También hay frenado autónomo de emergencia, visión nocturna y control crucero adaptativo, además de unas aplicaciones para distintas ayudas “sociales” para utilizar a través del celular.