En comparación con un automóvil, viajar en avión es sumamente práctico por los tiempos que conlleva. Pero esto se aplica más que nada en viajes de media y larga distancia.

En los trayectos menores a 300 km, el tráfico y la distancia al aeropuerto, las esperas en distintas etapas y los controles de seguridad suelen ser todo un engorro.

Para este tipo de clientes, Volvo desarrolló el prototipo 360c, de manejo totalmente autónomo. De hecho carece de volante, pedales y la cabina se parece más a la de la primera clase de una aerolínea que a la de un auto convencional.

El 360c puede tener cuatro configuraciones en su interior: dormitorio, oficina, living o entretenimiento, en la que los asientos adoptan distintos formatos como una cama, dos sillas enfrentadas o un sillón. En cualquiera de ellas, el cinturón de seguridad se adapta para entregar la mayor eficacia.

Lo que no aclara la marca es cómo se transforma de una a otra de estas posibilidades, ya que son bastante diferentes entre sí. El ingreso de realiza a través de una única puerta lateral levadiza del lado derecho y sobre los vidrios se pueden leer distintos mensajes.

La motorización es eléctrica, pero Volvo no difundió detalles de potencia, autonomía o posibilidades de recarga, así como el tamaño del prototipo.