Primer contacto: Citroën C4 Cactus

En Brasil pudimos manejar la versión tope de gama, equipada con el motor THP. Primeras impresiones antes de su lanzamiento comercial.

Citroën eligió Mogi das Cruzes, una localidad en las afueras de San Pablo, para el lanzamiento regional del C4 Cactus (ver gama), un auto que según la propia marca será el más exitoso de los últimos tiempos en términos de volumen, incluso por encima del C3, que es más económico.

En  un recorrido que mezcló rodovias en buen estado con un buen trayecto de tierra y ripio (más que en varios test drives de presentaciones de 4×4), pudimos probar la versión más potente del Cactus, ya que no había disponibles con el motor 1.6 VTi de 115 CV.

A nivel motor esperábamos mucho, porque es el mismo que equipa a varios modelos del grupo, y siempre ha respondido con bríos a la solicitud del acelerador. Y este caso no fue la excepción. Si bien este tipo de trayectos no da para sacarle demasiado el jugo, reafirmamos lo que tantas veces hemos dicho del THP.

Es un propulsor con un amplio rango de utilización y que se lleva muy bien con esta caja automática de seis marchas. El selector puede usarse de modo secuencial, con el aumento de marchas “hacia abajo” y solo la ausencia de levas le quita la puntuación perfecta.

Es un cambio importante de potencia con respecto al anterior Cactus (165 vs 110 CV), pero no en los modos, ya que el 1.2 turbo también tenía una óptima respuesta, aunque con números más tranquilos.

Donde sí hay modificaciones es en lo dinámico. Y todas son para bien. El andar del anterior Cactus a mi no me cerraba mucho. Era duro para el día a día en nuestras calles y demasiado blando en para tomar curvas en las rutas, con amplias inclinaciones de la carrocería.

Ahora, regionalizado, el compromiso es mucho mejor. Es un auténtico Citroën en lo que hace a confort de marcha y cómo sobrelleva un camino en mal estado. Y sin ser tan refinado como un 2008 en lo dinámico, se lleva bien con la velocidad, aunque hay que aclarar nuevamente que lejos estuvimos de exigirlo a fondo.

Te contamos que anduvimos bastante por la tierra, pero todo bien seco y sin nada de barro, como para probar el Grip Control, que por primera vez equipa a un Citroën regional. No es ni cerca un 4×4, pero siempre es mejor que lo ofrezca. Y lo mejor en este sentido es el mejorado despeje, ya que este tipo de trayecto jamás lo podríamos haber realizado con el europeo.

Tampoco utilizamos demasiados las muchas ayudas a la conducción que ofrece este full (ver todas las que tiene). No es cosa de andar probando con peatones o otros autos si frena o no por sí mismo durante una presentación, pero sabemos de la eficiencia del sistema y de lo bueno que es tenerlo alerta.

probamos la alerta de carril, muy sensible y chillona, al punto que por ir en una mano a mano estrecha, con permanente pisada de la divisoria, terminó desconectada.

El diseño es una opinión muy personal, y más en este Cactus, pero los cambios (ver todos los que tiene con respecto al anterior) le han sentado bien. ¿Perdió personalidad? Seguro. Ahora, aunque atractivo a mi entender, es uno más y eso puede ser valorado positiva como negativamente.

El interior es mucho más clásico, lejos de las excentricidades del europeo (tiradores de puerta, plancha tipo escritorio, butacones mejores que lo del psicólogo y más). Ahora es casi un calco del Lounge, con algunas modificaciones. La terminación cumple, pero los hay mejores en el segmento. Eso sí, la insonorización es buena.

Atrás hay buen lugar (está entre los más amplios sin ser el más) y la capacidad de baúl es más bien cortita, con apenas 320 litros. Debajo, aparece el auxilio de 15” con titulares de 17”, algo que comparte toda la gama.

Lo mejor en las plazas traseras es que ahora se pueden abrir las ventanillas (en el europeo son pivotantes) y, saldada la deuda, no haremos más comentarios sobre esto. La posición de manejo es buena, con todas las regulaciones posibles.

Como en todo producto que se mete en un segmento peleado, el precio será una de las claves para ver qué tan atractivo resulta, Desde el vamos, el Cactus lo es por una gama bien pensada, con una entrada equipada (4 airbags y ESP) y niveles que van subiendo la dotación hasta llegar hasta el completísimo Shine. Hay que ver si Citroën se le ocurre cobrar mucho por eso o si, por el contrario, intenta ganar el mercado que necesita con valores agresivos.

Martín Simacourbe
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