En Chile pudimos ponernos al mando de la nueva pick up de Mercedes-Benz. Manejamos la X250 diesel automática con tracción integral.
Por Matías Antico
“Dale, venite a Chile que la tercera es la vencida” me dijo por chat el contacto de prensa de Mercedes-Benz Argentina. Era una invitación informal para asistir al test drive internacional de la nueva pick up Clase X, que en 2019 se producirá en Argentina.
Las dos oportunidades previas nos quedamos con las ganas: el año pasado en Suecia, donde sólo se mostraron un par de concepts que poco y nada tenían que ver con el modelo definitivo; y luego, este año, en Sudáfrica, donde anduvimos pero no pudimos ponernos al volante.
La ansiedad se calmó esta semana, cuando me subí a una X 250 d full automática, 4×4 y color rojo “Danakil” que elegí especialmente para hacer un extenso y variado recorrido que comenzó en la urbanidad de Santiago, donde por supuesto le pifié a las indicaciones y me perdí.
No sin algunos insultos al aire, resultó una buena oportunidad para comprobar que la suspensión entrega quizá el mejor confort de marcha del segmento. En parte porque hereda de la Nissan Frontier el esquema trasero multibrazo con resortes helicoidales en lugar de elásticos.
Pero además se aprecia un trabajo especial en la amortiguación, suave incluso con las cubiertas de perfil bajo que se calzan en llantas de 19 pulgadas en esta versión tope de gama. La dirección, en cambio, me pareció medio “pesada” para andar por la ciudad y estacionar.
Mencioné recién a la Frontier porque -como casi todo el mundo ya sabe- es la donante de piezas. O mejor dicho Mercedes tomó la chata japonesa entera y -a grosso modo- le cambió la trompa, el interior y la caja de carga, cuyo estilo genera opiniones encontradas por su extrema sobriedad y las ópticas delgadas. Tiene 5,4 metros de largo (medida estándar del segmento) y la caja puede cargar 1,1 toneladas.
De la Nissan toma también los motores: Naftero 2.5 de 165 CV (X 200) sólo para un par de mercados (no estaría en la oferta argentina), 2.3 turbodiésel de 163 CV (X 220 d) y biturbodiésel de 190 CV (X 250 d). Ambos con caja manual de seis marchas o automática de siete. Tracción simple trasera o 4×4 en alta y baja (reductora). Estas serán sin dudas las variantes más vendidas.
La tope de gama X 350 d, en cambio, tiene motor Mercedes: un turbodiésel V6 3.0 de 258 CV combinado con tracción integral permanente (en alta y baja). Es hoy la pick up mediana “gasolera” más potente del mercado al menos hasta que VW eleve la potencia del 3.0 TDI de la Amarok a la misma cifra, como ya adelantó en el salón de Frankfurt semanas atrás.
El interior claramente no es un Mercedes GLE ni un Rolls Royce. Es una pick up que recibió un panel de a bordo muy agradable, con materiales acolchados, diversas opciones de tapizados, apliques de metal o madera y muy buena calidad de terminación. Al menos en la zona superior ya que hacia abajo van apareciendo algunos plásticos más rústicos y teclas y comandos “by Nissan”.
Tiene de todo en materia de confort, con un tablero similar a otros MB y una pantalla central que concentra multimedia, seteos, navegación o las imágenes de las cámaras 360, que te muestran la chata casi como desde un drone, un dispositivo no confirmado para Argentina. Todo se maneja desde la ruedita del típico sistema Command de la marca ya que la pantalla no es táctil.
Todavía no se hicieron crash test pero pasó con hidalguía la exigente“prueba del alce”nórdica, donde se lucieron las suspensiones y el control de estabilidad. Tiene además siete airbags, lector de señales de tránsito, asistente de manetenimiento de carril, freno automático de emergencia, luces full led de alto poder, etc. Habrá que ver cuáles incluirá la X-Class que se venda en Argentina.
La posición de manejo es muy buena a pesar de que el volante (de diámetro justo y buen tacto) sólo regula en altura en un defecto heredado de Nissan. Las butacas son excelentes y ambas se ajustan en altura en esta variante Power. Además, tienen calefacción.
Las plazas traseras son lo peor de la camioneta. El asiento es cómodo y mullido pero está alto y queda poco margen hacia el techo. Tampoco sobra espacio para las rodillas y a lo ancho está ahí. En cambio, la insonorización es excelente. No manejé otra pick up de este segmento tan silenciosa tanto en ciudad como en ruta.
Una vez que “enganché” el túnel San Cristóbal y la Ruta 5 empecé a tantear el motor. Nada nuevo bajo el sol: es el pequeño y eficiente 2.3 diésel con doble turbo de la Frontier, con 190 CV contundentes pero poco nerviosos caballos.
Suave, progresivo y de consumo acorde, se lleva muy bien con la caja automática, que está bien relacionada pero no es de las más rápidas ni el motor el más enérgico en baja. Mercedes anuncia 11,8 segundos para el 0 a 100 y una máxima de 175 km/h. Lejos de lo que hoy ofrece una Amarok V6 de 225 CV pero de sobra para todo tipo de necesidades y con un consumo que a priori parece bajo en todas las condiciones de marcha.
En los tramos sinuosos con curvas caprichosas se notan algunos balanceos e inclinacionesproducto de la amortiguación blanda. Demasiado “soft” para mi gusto pero nobleza obliga, apoya y dobla sin vicios, con buen apoyo y tenida, quizá aprovechando los 7 centímetros plus que tienen las trochas respecto de la Nissan.
Al bajar al ripio se luce la suspensión trasera, que con sus múltiples brazos y los resortes “filtra” mucho mejor todos los defectos del piso y sobre todo los “serruchos” tan típicos de estos caminos. Con el climatizador recirculando no entra un solo gramo de polvo, lo que habla de una buena “burletería”, que ya se siente con un sólido sonido al cerrar las puertas.
El ritmo de marcha y lo desparejo del camino estaba dejando sin tregua al control de tracción y estabilidad. Preferí entonces desactivarlo y conectar la doble tracción, que convirtió a esta camioneta en un “tren”. La dejé acoplada e incluso puse la baja (reductora) cuando nos metimos por detrás de una mina (no una mujer, que no se malinterprete) en unos senderos de tierra y piedra.
En esas condiciones no hace más que replicar las dotes de la Frontier: buenos ángulos, despeje sobrado, suspensiones con recorridos generosos y solidez estructural. La golpeé abajo un par de veces por encarar a lo bruto y porque la suspensión es blanda. Pero todo está bien protegido.
Suficiente offroad… en cualquier momento rompemos una cubierta así que sigamos viaje. Además, ya habíamos hecho todas las piruetas en Sudáfrica en una pista especial, que también se incluye en el test drive chileno.
En síntesis, me convenció. Comprobé al volante todo lo que había advertido desde la butaca del acompañante, sumando una interesante sensación de seguridad yagrado de conducción.
Ya lo dije en la última nota de TV: esta pick up no llega para hacer una revolución, no romperá moldes ni marcará un antes y un después. Pero sumará una alternativa de buen nivelen un segmento con una feroz competencia que por el momento en Argentina lidera la Toyota Hilux.
Si bien la Clase X comienza a venderse ahora en Europa y otros mercados con unidades hechas en España, recién a principios de 2019 se iniciará la producción en la planta cordobesa de Santa Isabel y su consecuente comercialización local. Será unos meses después de la Frontiery de la Renault Alaskan(clon de la Nissan), que arrancarán primero, en 2018, en la misma línea de montaje.
Si Mercedes aprovecha la extensa red de concesionarios en el país, si brinda un buen servicio y coloca precios acordes (dicen que no será tanto más costosa que otras), posiblemente tenga el éxito asegurado no solo en flotas sino también entre usuarios particulares.
Los puristas de la marca no ven con buenos ojos la cruza con un producto japonés. Para los entendidos, en cambio, podría ser un punto clave teniendo en cuenta la experiencia de Nissan en pick ups y 4×4, y su ganada confiabilidad. Todo esto sin contarla estrella en la parrilla, todo un símbolo de historia, calidad y aspiraciones cumplidas.
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