DISEÑO/ESTILO
Los cambios estéticos le sientan bien. No alteran una carrocería simpática y bien proporcionada, con ciertos atisbos de monovolumen por la marcada inclinación del parabrisas.

Esta versión full pinta espejos y manijas calor carrocería, tiene antiniebla delanteros (y uno trasero) y llantas de aleación de 15 pulgadas, que son muy similares a las del modelo anterior.

En lo funcional, tiene buena visibilidad y sus acotados 4,2 metros (30 cm más que el Fox) lo hacen ágil, maniobrable. Y como corresponde a un vehículo desarrollado en y para el Mercosur, el despeje al piso es más que suficiente para sortear lomos, cunetas y rampas sin mayores problemas.

INTERIOR/CONFORT
Empecemos por las malas: VW debería rediseñar las butacas para que sean más anatómicas. Y de paso bajarlas un par de centímetros en su posición inferior. De esa manera se obtendría una muy buena postura de manejo.

Sobre todo teniendo en cuenta que dispone de doble regulación del volante, que tiene aro chico, impecable tacto y nuevo diseño. Además incluye las teclas para audio y telefonía.

Entre las buenas, lo principal es el espacio y la versatilidad que le aporta el asiento trasero corredizo, que puede ampliar a 525 litros el de por sí generoso baúl de 430 (hasta el cubre-equipaje).

Y si eso no alcanzara, es posible rebatir el respaldo o el asiento completo para obtener 1.580 litros. Pero por la incorporación del quinto apoyacabezas (totalmente correcta), el respaldo ya no está dividido en mitades, lo que reduce las opciones de carga.

La calidad general no es de las mejores pero está en un nivel promedio entre los productos Mercosur del segmento B. Hay que reconocer que todo está muy bien presentado, con un panel de a bordo sobrio y en dos tonalidades.

Lo mejor es el tablero, típicamente VW, con cuadrantes grandes, bien legibles, y con cuatro agujas. El display central muestra los datos de ordenador, audio, seteos, telefonía, brújula y navegador, además de algunas alertas.

Lo demás puede verse en la nueva pantalla central táctil: los gráficos del sensor de estacionamiento, el navegador (opcional) y entre otras cosas, todo lo relativo a la multimedia.

Con lo mencionado ya nos damos una idea del generoso equipamiento de serie, que suma también sensor de lluvia, encendido automático de luces, sensor de estacionamiento delantero y trasero, y –por primera vez en una Suran– techo corredizo (eléctrico), que es opcional como los tapizados de cuero. ¿Faltantes? Sólo unos pocos: cámara de marcha atrás y climatizador automático, entre otros detalles.

MOTOR/PRESTACIONES
Volkswagen ahora denomina MSI (por Multipoint Stratified Inyection) su “clásico” motor 1.6. Por eso todas las Suran muestran la sigla en el sector trasero, pero con la “i” en color rojo para la nueva variante de 16 válvulas.

Bajo la denominación EA211, ganó apenas 9 caballos respecto del EA111 (8 válvulas). Por eso las aceleraciones no difieren demasiado: tres décimas en el 0 a 100 km/h y un segundo en el 0 a 1000 metros.

La ganancia se da en la respuesta en alta, un punto flojo del motor 8v, por lo que se siente más enérgico y ágil en los sobrepasos. También es un poco más silencioso.

Y desde ya con la caja de sexta (MQ2006F), con un impecable selector, mejora las recuperaciones y relaja el régimen en ruta. Por eso a 100 km/h (105 de aguja) gira a 2.450 rpm, y a 130 km/h, a 2.950 rpm.

Eso redunda en una sonoridad inferior y ahorro de combustible, con un consumo levemente más bajo en ruta. En ciudad no es tan económico, quedándose en el promedio de los 1.6 de este segmento, es decir en torno a los 10 litros.

COMPORTAMIENTO
A través de los años, la Suran fue “suavizando” la suspensión. A diferencia de las primeras series, ahora tiene mejor confort de marcha en la ciudad, pero sigue marcando con cierta aspereza en empedrados o calles en mal estado. Quizá neumáticos más blandos o de mayor perfil le vendrían mejor.

La nueva amortiguación hace balancear un poco más la carrocería en curvas exigentes, pero en la ruta va bien, y sólo se siente incómoda cuando azota el viento lateral.

El control de estabilidad (ESC) mejoró drásticamente la seguridad dinámica, y viene en conjunto con el diferencial electrónico (EDS), que mediante los frenos limita pérdidas de potencia por patinamiento cuando se acelera de más en una curva o viraje.

Sólo elogios para la dirección, de impecable asistencia eléctrica, livianísima en ciudad y algo más firme en ruta aunque no lo suficiente. Buen diámetro de giro.

SEGURIDAD
Imposible no volver a destacar la adopción de ESP o ESC, que no es de los más rápidos pero comprobamos que funciona muy bien ante cambios de dirección bruscos, y evita derrapes por ejemplo al “volantear” en la banquina. El sistema no se puede desconectar; sólo el control de tracción.

La limitada cantidad de airbags es la misma de siempre (sólo dos frontales) y resulta inconcebible que en un familiar que ha redoblado su seguridad no se incluyan ganchos isofix/latch. Aplausos para el quinto apoyacabezas pero tirón de orejas para el cinturón abdominal, con el que se combina.

En cuanto a los frenos, no hay cambios. Con discos delanteros y tambores traseros, marcó prácticamente las mismas distancias que en la serie anterior, con adecuados 43 metros de cien a cero, pero con tendencia a perder rendimiento ante exigencias reiteradas.

Lo bueno es que en el paquete del ESP se incluye el BAS, es decir el servo de emergencia, dispositivo que aplica toda la fuerza del sistema si el conductor no lo hace en una frenada de pánico.

El LatinNCAP no probó aún un Fox/Suran, por lo que se ignora el desempeño de la carrocería en choques frontales. Así y todo, con las mejoras recibidas se coloca entre los más seguros del segmento junto con la EcoSport (por sólo nombrar familiares).

PRECIO/COMPETENCIA
Teniendo en cuenta el equipamiento, la nueva motorización y el “upgrade” en seguridad, como también el precio de los posibles rivales, los 213.600 pesos de esta Highline manual no están mal (son 15 mil menos que una Cross).

Una buena relación costo-beneficio. Pero hablamos de valores de lista… en la realidad del concesionario el usuario puede terminar pagando mucho más (hasta 250 mil), lo que desdibuja un poco la ecuación final.

Se defiende con una garantía de tres años, buena reventa y una confiabilidad probada por miles de usuarios en los últimos ocho años. Así es la Suran, un producto simple que no busca engañar a nadie y que fue mejorando a través del tiempo para seguir siendo una de las mejores soluciones de movilidad familiar.