DISEÑO/ESTILO
En su momento al Tiggo se lo relacionó estilísticamente con el Toyota RAV4, en el cual se “inspiraba”. Si bien este restyling sigue mostrando similitudes con éste, hay otros SUV como el Nissan Qashqai que con seguridad lo influenciaron.

El gran cambio fue para el frente, con ópticas (con proyectores) más afiladas y nervaduras en el capot que le dan un look más deportivo. También sumó luces diurnas con LED y los paragolpes fueron reformulados.

De perfil se destacan las llantas de aleación de 16 pulgadas y nuevo diseño, mientras que en la zona posterior los faros mantuvieron el formato pero alteraron la distribución interna, y ganaron LED. En su conjunto, el nuevo Tiggo es 11 centímetros más extenso, aunque la distancia entre ejes se mantuvo intacta.

La rueda de auxilio continua amurada al portón, lo que aviva el eterno debate: están quienes defienden esta solución por una cuestión estética y por dejarla más a mano, y quienes se oponen porque está más expuesta a los robos e implica la apertura lateral del portón, que es más incómoda, ya que para abrirlo por completo necesitamos 1,2 metros libres por detrás del vehículo.

INTERIOR/CONFORT
El interior recibió modificaciones, aunque sin un quiebre en su estilo. Lo más importante pasa por el volante, ahora multifunción, y el instrumental que cambió la organización (velocímetro y tacómetro a los extremos), incorporó un display de enormes caracteres y el fondo blanco pasó a negro. Además, el espejo interior exhibe altímetro, brújula y barómetro, indicadores que se pueden apagar mediante un botón.

La dotación de confort ganó control satelital para el equipo de audio, sensor de estacionamiento posterior y las ya comentadas luces diurnas con LED. Pero en contrapartida ya no ofrece las butacas calefaccionadas y perdió las plazas traseras corredizas y desmontables, un práctico sistema que supo poseer otrora.

También merecería Bluetooth, puerto USB (tiene mini-USB) y un ordenador de a bordo (sólo dispone de reloj, odómetro parcial y consumo instantáneo). El baúl, por su parte, sigue siendo enorme, con 520 litros de volumen hasta el cobertor.

Aun sin regulación en profundidad de volante, la postura de manejo es correcta, y en cuanto a la calidad de los materiales y la terminación, no está muy por debajo de los Mercosur, con plásticos mejorables que resultan ásperos al tacto. En las plazas traseras no sobra el espacio (un Renault Duster, por ejemplo, es más amplio), pero dos adultos de altura promedio pueden viajar cómodos.

MOTOR/PRESTACIONES
El propulsor –bien por la apertura neumática del capot– Acteco 2.0 de 138 CV y la caja manual de cinco marchas, asociados, ofrecen un buen combo en ciudad, con respuesta contundente a partir de 1.500 rpm, y un selector que, aunque algo lento si lo apuramos, se muestra preciso en la conexión de las marchas.

En las pruebas de aceleración los valores fueron modestos, con 12,5 segundos para alcanzar los 100 km/h con partida detenida y 34 para hacer el “cero a mil”. La velocidad máxima fue de 175 km/h, un valor lógico, mientras que el consumo fue normal: 9 litros cada 100 kilómetros yendo a 130 km/h y 11 litros en recorrido urbano.

COMPORTAMIENTO
El reglaje de las suspensiones del Tiggo se orienta definitivamente hacia el confort. Por ello lo suyo es la ciudad, donde filtra bien las irregularidades ayudado por el esquema trasero independiente, un plus de cara a la competencia, siempre hablando de versiones con tracción simple. Correcto diámetro de giro y despeje de sobra para encarar hasta las peores cunetas.

En lo veloz se muestra blando, con manifiestas inclinaciones en curva, pero sin llegar a ser inseguro, ya que su comportamiento es franco. La crítica va para la insonorización a velocidades de autopista y para la dirección, que en velocidad se mostró lenta.

SEGURIDADEl equipamiento destinado a cuidar a los pasajeros es uno de los aspectos positivos del Tiggo. Lo integran los frenos con ABS y repartidor de presión, el doble airbag, los faros antiniebla delanteros y traseros, los ganchos isofix para las sillas de los niños y el tándem cinturón inercial-apoyacabeza para la plaza trasera central.

Aunque el pedal de freno no es agradable al tacto por lo esponjoso, la distancia de detención de 100 a 0 km/h sobre suelo seco fue correcta, con 39 metros, gracias a cuatro discos (delanteros ventilados) de desempeño satisfactorio.

PRECIO/COMPETENCIA
El Chery Tiggo 4×2 de este informe tiene un valor de 23.500 dólares, es decir, 119.000 pesos aproximadamente, con una garantía de dos años o 60.000 km. Sus rivales naturales son el Ford EcoSport SE (2.0 de 143 CV) a $140.000, y el Renault Duster Luxe (2.0 de 138 CV) a $132.500, ambos con tres años de garantía.

Como puede verse, la diferencia de precio (más de $13.000) a favor del Tiggo es importante. Así renueva uno de sus principales atributos, que desde el debut en 2008 lo impulsó a crecer en presencia y aceptación en las calles argentinas. Su desafío, ahora, es seducir a una mayor porción de público.